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30 de octubre de 2007

MALAYSIA - Sabah, Borneo (y 4)
























Es ahora EL Parque de Kinabalu en Sabah, Borneo. Con una superficie de 754 km, incluye el Monte Kinabalu, el Monte Tambayukon al norte y las colinas bajas, transformadas en parque para salvaguardar un patrimonio natural privilegiado y encerrado entre montañas.
La visita al Santuario de los Orangutanes “hombres del bosque”, es un espectáculo difícil de olvidar. Mientras íbamos introduciéndonos en la selva a través de rústicos puentecillos de madera, el guía iba relatando la vida de estas especies. Insistía en que eran muy inteligentes, mucho más de lo que imaginábamos. Como en Malaysia, la noche cae de repente, las crías, cuando se apartan de las madres, pueden perderse y, tal vez, nunca puedan encontrarlas. Cuando esto ocurre, si tienen la suerte de no ser devoradas por algún felino, pueden acceder hasta lugares donde todavía habitan primitivas tribus de cazadores recolectores, quienes las adoptan y conviven con ellas como si fueran un miembro más de la familia. El problema comienza cuando las crias llegan a la edad adulta. El guía contaba que los monos son muy activos sexualmente y cuando quieren aparearse, como no encuentran pareja pretenden hacerlo con la primera hembra que encuentran y, claro, ésta puede ser la señora de la casa y, cómo no, ahí comienzan los problemas, porque "eso no se puede permitir" -dijo el guía- . Entonces arremeten contra todo lo que encuentran: el aparato de televisión, la radio, las sillas, cacharros de cocina...destrozándolo todo. Para evitar esto, se han creado una especie de “guarderías” que las dirigen personas sensibilizadas con el medio ambiente y que protegen la selva y a las especies que allí viven. Se encargan, como lo harían las propias madres, de cuidar y proteger a estas crías perdidas, las enseñan a convivir con otras especies, a encontrar comida, a saber que, para dormir, por ejemplo, deben trepar a grandes alturas sobre los troncos de los árboles para que las fieras no los puedan devorar ya que éstas sólo suben más de cuatro ó cinco metros. Les enseñan, en definitiva, cómo llegar a ser adultos.
Memorable el momento de la hora de la comida. A la hora exacta, las once de la mañana, las ramas de los árboles comenzaron a moverse y decenas de monos descendóan de todas direcciones. Sobre una plataforma circular, de madera, a modo de escenario, un hombre repartía la comida. Muchas hembras llevaban a sus crías agarradas firmemente a su piel. Gritos, carreras, peleas y chillidos llenaban la selva, adormecida y silenciosa hasta esos momentos. El encargado de darles de comer intentaba poner orden sin conseguirlo. Cada cual se llevaba a la boca lo que podía. Era la ley de la selva.

Malaysia es un país que deslumbra, por sus paisajes, por sus formas de vida y por ese aparente estado de felicidad permanente que se adivina a través de la sonrisa de mujeres y hombres. Una felicidad contagiosa.








3 comentarios:

nois de lean dijo...

lindas fotos... linda historia

Topacio dijo...

Concha, Concha, ¡qué placer y qué envidia me da ver las fotos y leer lo magníficamente que narras lo que has visitado! ¡Yo quiero estar allí, y ni te imaginas hasta qué punto lo he deseado! Es un regalo este blog. Tengo que poner un enlace de tus viajes en mi rinconcito.

Un abrazo enorme.

Concha Pelayo/ AICA (de la Asociación Internacional de Críticos de Arte) dijo...

En cuanto pueda colocaré fotos de Jordania y textos. Se me amontona el trabajo y todavía tenía pendiente el último texto de Malaysia.

Un besito.