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31 de agosto de 2006
29 de agosto de 2006
Bogar sin destino mientras la lejanía toma cuerpo y la distancia se enternece.
Así apuro los últimos días, últimas oportunidades de la felicidad que fue. Inexistente ya. El puente sin final. Ocasos desperdiciados en vaguedades.
Breve mi embarcación a ninguna parte. Los escondrijos pétreos me deslumbran y yo me dejo deslumbrar.
Concluye el verano mientras me rodea la más absoluta de las soledades.
Atrás la levedad de mi ser solitario.
26 de agosto de 2006
Hoy no sé, si mitigar la nostalgia con saudades o éstas con nostalgia. Ambas me cercenan el alma y el silencio se apodera de mi.
Se agosta agosto y septembrea septiembre y pronto la Navidad. Corre el tiempo, vuela, a la misma velocidad que lo han hecho mis hermanas. Ya la melancolía en el semblante, ya esa saudade portuguesa que cala tanto.
Llegó de nuevo Chonina, afortunadamente.. Es mi amiga y se me antoja como paliativo de esta horfandad que ahora siento. Veo en ella algo familiar que me aproxima, que nos aproxima. Bienvenida pues.
Hasta pronto.
24 de agosto de 2006
Máximas mínimas
"El amor no tiene cura, pero es la única medicina para todos los males"
Leonard Cohen.
"El amor es la única cosa que se hace grande al compartirla"
Massa Makan Diabaté.
"El deseo es algo irracional por lo que uno ha de pagar un alto precio"
Pedro Almodóvar.
Ningún amor en el mundo puede ocupar el lugar del amor.
Margherite Durás.
22 de agosto de 2006
Nacemos y crecemos y aspiramos a crecer más y más
saber y conocer, descubrir, desentrañar misterios inescrutables.
Y, de pronto, hallamos esa similitud y nos atrapamos en ella.
Se detiene el ritmo de la respiración. Oh, milagro. Ahí, en el fondo marino, ahí, mi ser en una coracola. Me reconozco y me complazco en ello.
Ahí el epicentro. La vida misma. El silencio de las cosas.
21 de agosto de 2006
19 de agosto de 2006
Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,
como en tu rostro y tus acciones vía
que con palabras no te persuadía,
que el corazón me vieses deseaba.
Y amor, que mis intentos ayudaba,
venció lo que imposible parecía;
pues entre el llanto que el dolor vertía,
el corazón deshecho destilaba.
Baste ya de rigores, mi bien, baste,
no te atormenten más celos tiranos,
ni el vil recelo tu quietud contraste
con sombras necias, con indicios vanos:
pues ya en líquido humor viste y tocaste
mi corazón deshecho entre tus manos.
Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695)
10 de agosto de 2006
Sueño de una tarde de verano
penso livar-me da casa e dos seus evangelhos
penso e fixo as próprias acçcoes do pensamento
e aproximando os pés das escadas escolho um novo método
quero entregar o corpo como as árvores que esperam
os animais mais felizes os sem as obrigaçoes de ter dono
e sao próximos do sol que sendo instante nao dissipa
o desacordo de outras vidas
Joao Ríos
Añadir más....?
Para qué.
Creí que fue un sueño.
Pero no lo fue.
Imágenes tomadas junto al Castillo de Alba en el transcurso de un recital poético a cargo de dos poetas portugueses: Joao Ríos y Bruno Neiva. Les acompañó el concertista Peixoto.
Faltan acentos. Lo sé.
9 de agosto de 2006
Quiebro del Esla en tierra de Alba
Entrada y salida al paisaje
El último nido del último vestigio del castillo
El paisaje me devora cada día
Me engulle en su soledad
mientras me descubre su descomunal
y sobrecogedor espacio.
Soy una niña
y mis ojos asombro
al sumergirme en el sueño de cada recodo
que encuentro a cada instamte.
Me he perdido entre la hojarasca
sin tálamo nupcial
ni sábanas de seda
sólo el murmullo del viento
azahar en los dedos
espuma blanca
en la palma de la mano
y así el paisaje.
7 de agosto de 2006
P/Instantes de O FOGO QUE A FRAGA FERRA
Por la elaboración de las palabras engarzadas sobre la sabiduría de todos los caminos. Porque en cada paso hay un misterio escrutable que el caminante desmenuza aunque después lo haga inescrutable por su compleja naturaleza.
La vida es pura simpleza, limpio devenir. Y en ese ir y volver el hombre se encuentra. Así nos encontramos todos.
Para ti amiga, que haces del pensamiento bálsamo suave que mitiga todos los dolores. Todos los errores. Todo lo que nos vamos dejando al avanzar. Todo aquello que seguimos buscando.
3 de agosto de 2006
Mi homenaje
Tumbas de víctimas en el lugar exacto de la masacre de Qana en 1996
Algunas de las figuras de los doce apóstoles, talladas sobre la tosca roca.
El horror del quebranto tras la masacre.
La desesperación en los rostros femeninos.
Autoridades libanesas orando.
Qué decir...Qué pensar...
Si sólo siento.
Siento crecer el cedro que sembré en mi jardín aunque la torpeza de una cortadora de cesped lo rebanó. Pero lo siento crecer dentro de mi.
Siento la mirada de las mujeres libaneses en mi rostro, su sonrisa, su velo musulmán enmarcando el rostro.
Siento el caótico ruido de los coches por las calles de Beirut. Siento también el pánico por las carreteras, al comprobar que los conductores adelanten por la izquierda, por la derecha, o se atraviesan ante el vehículo que circula por la vía principal haciéndolo frenar bruscamente. El que llega primero pasa. Y no ocurría nada. En Líbano se circula tácitamente. Si existen normas de circulación nadie hace caso de ellas. -¿Para qúe, me respondió el guía, para que haya accidentes....? La respuesta me dejó perpleja, pero después de viajar durante horas por todo el país me di cuenta de que en Líbano no hacen falta normas para circular.
Tampoco se necesitarían normas para convivir si el hombre actuara conforme a las NORMAS que la propia naturaleza le confirió: Respeto y amor por todo lo que le rodea.
Siento. Luego existo.
1 de agosto de 2006
Foto de Chema Madoz
Continúa la vida y las horas pasan, sumergida la ilusión en aguas dulces. El reposo en el pequeño islote "Perejil", ya península. Sigue descendiendo el agua aunque mis sueños vayan ascendiendo minuto a minuto.
Para qué sufrir y añorar si esas aguas son como plumas de cisne para mi cuerpo desnudo. Mitigo el ligero cansancio tras la travesía, a nado, tumbada al sol como las lagartijas. Algunas me acompañan. Se quedan quietas junto a mi. Sólo el murmullo del agua que choca contra la roca cuando alguna lejana embarcación las hace despertar y las olas lamen mis pies.
En lo alto, el inverómil puente de hierro conduce a los portugueses hacia otros lares, algunos vienen de Francia, emigrantes doloridos por la ausencia lusitana. Retumban los camiones sobre el asfalto y yo sigo soñando.
De regreso, vuelvo a subir la empinada cuesta y me encuentro con mi hogar hecho de piedra y abultadas uvas. Me sigue todavía el reflejo del sol sobre el agua.
En soledad me miro en el espejo y sonrío.
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