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15 de febrero de 2020

Vitoria, un ejemplo en Europa

De vez en cuándo oímos noticias sobre una de las ciudades más limpias y con más zonas verdes de España y, no es otra, que la ciudad de Vitoria que se ha ganado a pulso distinciones y premios en ese sentido. Hoy, puede decirse, sin temor a equívocos que, en su conjunto, Vitoria es una de las más bellas ciudades de Europa por su geografía natural y porque se la ha dotado de las más modernas y vanguardistas infraestructuras para solaz de sus gentes y para demostrar al mundo que la calidad de vida, con mayúsculas, se disfruta de Vitoria; y es que desplazarse por esta ciudad es una delicia para los sentidos y un orgullo para sus habitantes que perciben la admiración de los foráneos sin disimulos. El ejemplo arquitectónico de esta urbe es paradigma de lo que cualquier ciudad del mundo que mira por el bienestar de sus ciudadanos, querría imitar. Un ejemplo donde se han consensuado las más sensibles ideas y los más racionales proyectos. Basta con mirar el plano de Vitoria para darse cuenta de la armonía de sus calles, de la proporcionalidad de sus edificios, de las necesidades más nobles del ser humano. Ningún ciudadano de Vitoria puede sentirse discriminado en razón de su sexo, raza o condición. Ningún ciudadano se sentirá desplazado en razón de su ubicación o circunstancia. Todo aquel que reside en la ciudad de Vitoria percibe y disfruta de los mismos derechos y de los mismos servicios. Mucho se puede decir sobre esta interesante y moderna ciudad, en la que se ha dispuesto con impecable proporción, un número de centros cívicos, lugares de esparcimiento para el solaz del cuerpo y de la mente. Estos centros son otro ejemplo de lo que, desde el Gobierno, se gesta y proyecta en beneficio de sus ciudadanos. Setenta y dos de estos espacios se distribuyen por todo Euskadi, para que nadie pueda sentirse discriminado. Podría definirse a esta ciudad, y a todo el País Vasco, como un lugar de oportunidades y espacio para la educación cívica, pues es la imagen que se desprende de su contemplación. Los vascos responden con la misma generosidad que desde las instancias superiores tienen para con ellos. Sin duda, podría decirse que Vitoria, y el País Vasco en su conjunto, son ejemplos para el resto de Europa. Queda muy patente que aquí nada se ha hecho para la improvisación. Todo resulta de una armonía y riqueza insuperables. Desde los museos que desarrollan sus actividades al cien por cien, hasta los espectáculos que se cuidan con esmero para que nada resulte chabacano ni mezquino. Los más prestigiosos artistas desean exponer sus obras en las numerosas salas. Los monumentos más emblemáticos, tanto de la propia ciudad como de la provincia, se hallan siempre dispuestos para quien desee adentrarse en ellos. Y qué decir de la gastronomía y de los vinos. Todo resulta de una perfección que se hace difícil encontrar en otro lugar.