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5 de agosto de 2010

Castillo de Peles en Sinaia - Rumania












Rodeada de montañas superiores a 2000 metros, en lo alto del Valle de Prhahova, al pie del macizo de Bucarest, se encuentra la localidad de Sinaia, un lugar frecuentado por turistas que practican el ski en invierno y por los que gustan del relax, los paseos y los bellísimos paisajes, además del disfrute de la buena gastronomía y de los lujosos y confortables hoteles. Un lugar perfecto para cualquier época del año.

El nombre de Sinaia tiene su origen en el Sinaí, cuando allá por el 1690, Mihai Cantacuzino, tras una peregrinación a aquél lugar sagrado manda construir un monasterio ya que el lugar estaba situado en una estratégica vía de comunicación. El monasterio sería fortificado y a partir de entonces fue surgiendo el núcleo poblacional.
Pero el verdadero desarrollo de Sinaia se debe al rey Carol I, que buscaba un lugar saludable para la frágil salud de su hija y eligió este lugar para construir el espectacular castillo, el Catillo de Peles, que hoy se puede visitar para asombro de los que allí se acercan. De gran porte por fuera y de un lujo y magnificencia por dentro, el castillo de Peles conforma una visión, en su conjunto, ecléctica y efectista.

En torno al castillo, donde veraneaba la corte, se construyó un elegante balneario, enlazado por ferrocarril desde el año 1879, que todavía es utilizado por miles de personas, y hoteles de lujo como el Palace de 1911 y un casino. Toda una suerte de atractivos que tanto los propios rumanos como europeos de los países colindantes llegan a diario en todas las épocas del año. El transporte por ferrocarril resulta de lo más atractivo pues el tren puede pararse para sorpresa del viajero durante media hora, por ejemplo, en medio de bucólicos lugares. Se puede bajar del tren y deambular hasta que el pitido del mismo avisa de la partida.

El rey Carol I, dejó escrito en su testamento que el Castillo sería convertido en museo y así está considerado por el pueblo rumano. Sería en 1974 cuando Ceausescu, transformó todo el complejo en residencia privada, incluso mandó construir una villa para los miembros de su partido. Afortunadamente, volvió a abrirse al público en 1990 tras el cambio de gobierno.

Son muchas las sorpresas que aguardan en el interior del castillo. Suntuosos salones, bibliotecas, comedores, salas de trabajo, el gabinete de la Reina Elisabeta, sala de armas, vajillas, cristalerías, mobiliario, cuadros de pintores famosos como Gustav Klim. Y otros diferentes salones: florentino, veneciano, turco y un larguísimo etcétera de compartimentos lujosamente decorados.

Pero al margen de esta maravilla arquitectónica en medio del exuberante paisaje de Sianaia también hay otros lugares de interés como por ejemplo Monasterio Sinaia, en la Strada Octavia Goga, de bellísima estampa y donde se pueden contemplar los coloristas iconos sobre la fachada principal en la parte superior del monasterio. Y muy próximo, también de gran interés, el cementerio de los Caídos de la Primera Guerra Mundial. El cementerio sigue un ancho sendero, paralelo a la propia calzada, que resulta entrañable e inquietante al mismo tiempo para los tranquilos paseantes.

La localidad presenta calles bien trazadas, repletas de restaurantes y cafeterías con terrazas al aire libre repletas de comensales que disfrutan de la bonanza climática y de los múltiples servicios que se le ofrecen. También abundan las pequeñas tiendas de exquisito gusto donde se pueden adquirir toda clase de objetos, como también, los pequeños puestos ambulantes que ofrecen preciosos cestos con riquísimos frutos de los bosques.

Sinaia, un lugar donde se respira un ambiente tranquilo y relajado, cargado de historia y de avatares que hacen del viaje un verdadero placer para los sentidos.

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