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8 de octubre de 2025

MARSELLA, UNA INTERESANTE Y POPULOSA CIUDAD

No es frecuente encontrar a Marsella en los circuitos turísticos como otras muchas ciudades francesas, aunque su historia, arquitectura y oferta cultural lo merezcan, pero lo cierto es que es así, Marsella no figura entre las ciudades más visitadas por el turista. Y es algo que se detecta cuando se llega por primera vez a esta ciudad. Apenas se ven turistas por las calles, aunque éstas estén transitadas a todas horas. Son ciudadanos marselleses que van y vienen a sus quehaceres diarios, a pie, en bicicleta o automóvil. Y lo primero que nos llama la atención en esta bonita ciudad es su descomunal puerto, uno de los más importantes de Europa. El Puerto Viejo de Marsella, como se denomina. Tiene una superficie de 25 hectáreas y una capacidad para más de 3200 embarcaciones. Lo rodean amplios paseos urbanos equipados con un interesante y moderno urbano; cómodos asientos, algunos de gran tamaño donde poder tumbarse si se desea. Además, hay enormes mesas con bancos corridos donde familias enteras se acomodan al anochecer para comunicarse. Se aprecia siempre a numerosas familias departiendo en cualquier lugar, y en su mayoría musulmanas. A veces se tiene la sensación de que, en lugar de en Francia, se está en cualquier ciudad de Marruecos. Según los datos, hay entre 150.000 y 400.000 de ciudadanos musulmanes lo que representa casi la mitad de la población que, en su totalidad, cuenta con casi un millón de habitantes. Esta población musulmana, en su mayoría, son procedentes de Argelia y Túnez, aunque también hay numerosos latinoamericanos y de otras nacionalidades. Una ciudad muy cosmopolita. Normalmente, esta población ocupa puestos de trabajo faenando en el puerto, en la limpieza, en los restaurantes, bares y cafetería, así como en el puerto para carga y descarga. El puerto está rodeado de importantes edificios de muy buen porte y sus bajos están destinados a restaurantes, cafeterías y tiendas de todo tipo. Hay siempre mucha actividad y las terrazas de los establecimientos siempre están llenas de gente. Pese al movimiento se aprecia una clase media baja debido a que en el puerto y aledaños vive casi toda la población musulmana, que ocupa el centro de la ciudad. Las clases más pudientes viven en zonas más apartadas, alejadas del puerto. Aunque se nos dice que Marsella es una ciudad peligrosa, no se aprecian conflictos ciudadanos ni nada que llame la atención. En general se ve gente muy pacífica y trabajadora. Tampoco hay exceso de mendicidad como en Madrid, por ejemplo, apenas se ven mendigos por la calle. Alguna persona aislada tumbada en un rincón o a la entrada de un supermercado. Llama mucho la atención, precisamente, el número de barcos atracados Podría decirse que Marsella es una ciudad tranquila. Al respecto John Laurenseon corresponsal de la BBC en Francia, ve a Marsella como un modelo de pluralismo digno de ser estudiado y se pregunta cuál es el secreto. Sin embargo, no todo es positivo, intentando recabar algunos datos, descubrimos que en Marsella una de cada tres personas vive por debajo del umbral de la pobreza y solo la mitad de la población gana suficiente dinero para pagar sus impuestos. A esto también hay que sumar el problema de la droga. Algunos se preguntan qué como es posible que algunas personas acepten las condiciones en las que viven. Como respuesta podría decirse que es gente resignada que acepta su destino. Marsella tiene una historia interesante, fue fundada hace 2600 años por los fenicios y a lo largo de su dilatada vida ha sido invadida y ocupada por numerosos pueblos, por eso, para su defensa, se construyeron dos importantes fuertes, el Fuerte de San Juan, fortaleza que se mantuvo ocupada desde el siglo XIII por los caballeros hospitalarios de la orden de San Juan de Jerusalén. Este edificio sufrió diferentes avatares hasta que en 1949 fue declarado Monumento Histórico de Francia. También cuenta con el Fuerte de San Nicolás, una fortaleza singular donde su historia se inicia con el movimiento de sublevación que tuvo lugar en el siglo XVII cuando se enfrenta el poder de la realeza y es ocupado por las tropas de Luis XIV. Sin duda, Marsella es un lugar muy atractivo con sus 57 kilómetros de litoral siendo famosa la Playa de Calanque. Como también lo son las galerías de arte y el arte callejero como el que encontramos en el Barrio Cours Julien donde hay varias galerías. Precisamente, y mientras callejeábamos encontramos una obra del gran Banksy. No fue por casualidad, nos costó dar con ella, pero al fin lo conseguimos. Posamos junto a su obra para la posteridad. También es notable la traducción musical de Marsella, incluido el género provenzal conocido como Chanson. Muy famoso su festival de JAZZ, al que acude gente de toda Europa. Los museos de Historia, Civilizaciones de Europa y Mediterráneo son un plato fuerte para los amantes de la historia en general. Se podría decir que Marsella es una ciudad de contraste porque se mezcla su historia, muy antigua, con la arquitectura moderna. Una visita ineludible es la Basílica de Notre Dame de la Garde, o la torre CMA, uno de los edificios más altos de Francia. El viajero también se mueve por la gastronomía de los lugares donde recala, y Marbella ofrece grandes manjares como por ejemplo e aioli, muy consumido, tanto por los marselleses como por los turistas. Una curiosidad es que Marsella ha sido escenario de grades películas como French Connection. El escritor Alejandro Dumas pasó su infancia en Marsella y sus libros están inspirados en aquella experiencia. El castillo de If, precisamente, fue donde se desarrolla el Conde de Montecristo, un castillo bellísimo desde donde se divisa la ciudad y el tráfico de barcos que circulan. Nadie que se acerca a Marsella dejará de comprar una pastilla de sus famosos jabones. Marsella sí merece una visita.

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