




Hoy voy a complacer a mi buena amiga Chonina, también mi favorita, y voy dejar seguir el curso del discurso de lo que puede dar de sí una tarde.
Ayer, las temperaturas en alza, me condujeron a mi lugar de asueto y relax de este verano. Iba convencida de que sólo el magma y el agua serían mis compañeros. Tal vez algún pájaro (por allí pocos, apenas hay vegetación).
Mis deseos se vieron truncados por estas imágenes que les muestro: Se celebraba un Campeonato Internacional de pesca del lucio. Allí los países representantes en sus banderas. Pude ver decenas de esos lucios con pesos superiores a los cuatro kilos. Interesante parafernalia postcaptura.
No se los enseño porque no tuve curiosidad de acercarme al "pescado".
Como los lagartos, tumbada sobre una peña, me dejé acariciar por el sol, mientras la brisa fluvial intentaba acariciarme también. Y yo, qué otra cosa podía hacer: pues dejarme acariciar.
Ya vencida la tarde nadé un buen rato. Yo sola. ¿Será mi último baño?