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21 de noviembre de 2010

Split y el Palacio de Diocleciano




Antigua ciudad de Salona


















Split es la segunda ciudad de Croacia aunque no tan conocida como Dubrovnik o Zagreb. Sin embargo posee una herencia de siglos de historia ya que se remonta al IV a.C cuando los griegos crearon una colonia que bautizaron como Aspalathos. Más adelante al ser dominada por los romanos se crearía la provincia de Dalmacia, siendo su capital Salona, extendida sobre una planicie bañada por el sol, junto al Adriático. Los romanos sabían escoger los lugares más idóneos para sus asentamientos. En la actualidad, Salona, aunque en ruinas, muestra el esplendor del pasado. La mayoría de sus hermosas construcciones se hallan esparcidas por doquier y caminar entre sus piedras es imaginar su grandiosidad y su belleza.


Split fue una ciudad muy próspera gracias al comercio pero sería durante el reinado del Emperador Romano Diocleciano (245-313 d.C.) cuando obtuvo la fama de la que goza en la actualidad, gracias al inmnenso palacio que mandó construir para pasar los últimos años de su vida al retirarse de la política. Hoy, el interior del palacio se ha convertido en un lugar de paso para viandantes, de abigarrados establecimientos comerciales, de viviendas para muchos ciudadanos de Split y del gran dinamismo social a cualquier hora del día. Toda esta actividad en torno al palacio se viene desarrollando desde el siglo VII, cuando Salona fue destruida y muchos de sus habitantes huyeron a Split para protegerse en su interior.

Tanto el Palacio de Diocleciano como el conjunto histórico de Split, fue declarado en 1979 Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco. El palacio tiene forma irregular, con torres que se proyectan en las fachadas al este, oeste y norte. Combina las características de una lujosa villa y con las de un campamento militar. Está rodeado de murallas menos la fachada sur que mira al mar.

La ciudad de Split, como toda la Dalmacia, tiene una gran influencia veneciana que se aprecia en numerosos edificios donde destaca una bellísima construcción, el Palacio Veneciano, que se abre al Adriático en forma de herradura.

Durante la guerra de los Balcanes, aunque Split sufrió la crisis económica, apenas fue bombardeada y gracias a ello hoy podemos disfrutar de la belleza de sus estrechas callejuelas jalonadas por antiguos palacios medievales y restos romanos.

Llaman la atención del viandante la ropa tendida en ventanas y balcones que se encuentra en cualquier calle o plaza. Todo se muestra con gran naturalidad y belleza. De cualquier tiendecita salen los empleados, mujeres u hombres, para ofrecer sus productos, para invitarte a que pases al interior aunque no compres, quieren que pruebes una crema para la cara o un perfume delicioso. El comercio está muy arraigado en las gentes de Split que saben como convencer sin atosigar.

6 de noviembre de 2010

Cantabria Infinita



















Algo tienen estos paisajes para haberse ganado ese distintivo de infinitud. Cantabria, dicen, es infinita porque la vista se alarga en la contemplación y se hace imposible abarcar el paisaje que ofrece. Es el mar en Santillana del Mar, en San Vicente de la Barquera, en Comillas. O es la montaña preñada de cuevas y de misterios. Dicen que la cornisa cantábrica es un túnel interminable, infinito, que abarca el norte peninsular, desde el mismo punto en que comienzan los Pirineos, hasta las abruptas costas gallegas donde el Cantábfico confunde sus aguas con las del Atlántico. La Cueva del Soplao, una antigua mina construida a lo largo de millones de años conformando estalactitas y estalagmitas de las más inverosímiles formas. No se sabe si por las corrientes de aire o por otras causas, en esta cueva del Soplao esas estalactitas son caprichosas y, de pronto, se escapan y huyen haciendo un recorrido zigzagueante, de izquierda a derecha, formando estrellas, lanzas, rayos brillantes y sugerentes que despiertan la curiosidad de los visitantes.

La Cueva del Castillo, fantasmagórica y espectacular. Sus formaciones han conseguido hermosos templos donde el gótico se iza orgulloso apuntando en esbeltas agujas. Figuras, casi humanas, formando grupos de mujeres que se desplazan cubiertas en sus mantos y que nos recuerdan a las mujeres del Islam. A medida que se avanza a través de la gruta los ojos van acostumbrándose a la fascinación, en cada rincón, en cada recodo del camino.

La Cueva de Altamira, ahora inaccesible al turista para evitar su deterioro. Una perfecta réplica recrea a la perfección sus famosas pinturas, abigarradas y coloristas que decoran en su totalidad el techo. Muchas son las conjeturas y las divagaciones sobre las personas que, hace millones de años, dejaron allí, grabajo en piedra, su arte y sensibilidad.

Las cuevas de Cantabria están declaradas por la Unesco, Patrimonio de la Humanidad, por su belleza única y porque la mano del hombre hizo que cambiara la historia de la humanidad y su posterior concepción.

Cantabria abre los brazos al mundo desde los Picos de Europa, imponente macizo que cambia de color pasando del violeta, al blanco, o al tenebroso gris. Y todo en unos momentos. El macizo se viste con sus mejores galas en invierno cuando la nieve ciega los ojos y el sol se oculta en el horizonte.

Cantabria es infinita y desmesurada, por sus paisajes, por esos pueblecitos donde las casas de piedra preñan balcones y ventanas con las más deslumbrantes flores. Los prados inmensamente verdes lo rodean todo, lo abrazan, mientras las vacas, las ovejas o los caballos ponen una nota pintoresca y bucólica en el paisaje.

En Cantabria todo es natural, incluso en Cabárceno, donde los animales viven naturalmente aunque nos dicen que su habitat es de semilibertad, sin embargo, ancha es Cantabria, ancho es Cabárceno; y los leones, las cebras, las jirafas, los elefantes, las avestruces o los ciervos, entre otras muchísimas especies, deambulan a placer sin molestarse, pacíficamente.

Cantabria y Santander, una de las ciudades más bellas de la Península Ibérica, con su importante puerto, donde parten los barcos hacia diferentes destinos del mundo. Santander, el arte, la cultura, la modernidad, la tecnología, la gastronomía. En Cantabria, los mejores productos del mar, las mejores carnes, la más exquisita elaboración. La generosidad de sus gentes, todo es en este lugar de España, infinito.

5 de noviembre de 2010

Festival Internacional de Cine Turistico de Barcelos - Art & Tur










Un año más, la localidad portuguesa de Barcelos, enclave singular del Camino de Santiago, acogió el Festival Internacional de Cine Turístico, Art&Tur, al que acudieron numerosas personas procedentes de diferentes partes del mundo.

Se presentaron al Festival 285 films, asistiendo a la sesión de los mismos 780 personas. En la sesión de apertura estuvieron presentes 150 y en la entrega de premios 230. En total, fueron 1100 personas las que siguieron el festival durante los días que duró el mismo, lo que demuestra que Art&Tur despierta un gran interés en el gran público siendo uno de los acontecimientos más importantes del país vecino.

Art&Tur se enmarca dentro del CIFFT, Confederación Internacional de Films Turísticos siendo uno de los más prestigiosos de cuantos se celebran y uno de los que más películas, a concurso, recibe. El Director del mismo, Francisco Dias, ha hecho una labor excelente además de conseguir implicar a numerosas instituciones, tanto públicas como privadas. Sin duda, el entusiasmo, a veces se contagia y Francisco Dias lo ha conseguido. Prueba de ello, la presencia constante del Presidente de la Cámara de Barcelos, Miguel Costa Gomes, quién agradeció a ART & TUR la gran promoción que supone el festival para la localidad, como la presencia del Embajador de Cabo Verde y otras personalidades del Cuerpo Diplomático de Mozambique acreditadas en Lisboa.

A lo largo de cuatro días, los participantes, no sólo han podido disfrutar de la calidad de las películas exhibidas, sino que también han tenido la oportunidad de contemplar el trabajo de excelentes fotógrafos, tanto portugueses como extranjeros, que han expuesto sus obras en diferentes salas de Barcelos.

El polaco Andrzej Lojko, realizó para el festival, una serie de fotografías en las que se pueden admirar las “Artes y oficios tradicionales de Barcelos”, fotografiando para el efecto a numerosos artesanos de la localidad. Carlos Sarguedas descubrió los paisajes más espectaculares del Cabo Espichel, para conmemorar los 600 años de existencia. El Cabo Espichel fue el primer lugar de peregrinación, incluso antes que Fátima. También, el mismo objetivo de Carlos Sarguedas mostró en diferentes salas, varias imágenes de la isla griega de Amorgós y de la bonita ciudad de Barcelos.

También estuvo presente en la sala de la Biblioteca Mnicipal, una exposición fotográfica del zamorano, ya fallecido, Máximo Pelayo Arribas, cuyos retratos antropológicos en blanco y negro, de los años cuarenta, despertaron gran expectación entre los asistentes.

Un simpático taller de pintura, hizo que muchos participantes decoraran, a su gusto, el gallo de Barcelos, obteniendo resultados muy notables.

También se dieron cita los Paloteiros de Miranda do Douro y los Paloteros de Muelas del Pan, para deleitar a los presentes, al tiempo que hacían notar sus pequeñas diferencias en el baile.

La entrega de premios se hizo en el marco de una brillante Gala donde a cada nominado se le hizo entrega del correspondiente premio, siendo "África's Lost Eden", National Geographic, sobre el Parque Nacional Gorongosa, Mozambique, el ganador del Gran Premio de Arte & Tur 2010.

Obtuvieron también premios otras muchas películas, entre ellas, la de “Santiago es Grande” o el film polaco Frederic Chopin 2010 entre otras, procedentes de Brasil, Austria, Luxemburgo, Portugal, etc.

Una de las características de Art&Tur son las muchas posibilidades que ofrece a los creadores aficionados, ya que el abanico de modalidades es inmenso. Así se da opción a todo aquél que tenga algo que aportar o decir en el campo de la cinematografía y del turismo.

Y en medio de todo lo que ofrece Art & Tur, también está la posibilidad de conocer a otras gentes y compartir experiencias en medio de una extraordinaria convivencia que facilita la concordia entre los pueblos por muy distantes y diferentes que sean unos de otros.