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30 de diciembre de 2006




Qué me importa
que salga el sol y se ponga
que el trueno atruene
que el rayo yerre
o que suspire la luna.

Qué importa el pecado al pecador
que el pecho amamante
o que el toro embista.
Qué me importa ya.

Qué importa la soga,
el acero, el garrote.
Qué importa el hombre al hombre
o el hambre al hambre.

Qué impota.

Nada importa ya.

29 de diciembre de 2006






La Navidad alarga las veladas. Como la propia sombra de los álamos. Ahora desnudos, ateridos.

No es preciso pensar cuando la raíz nos persigue en inocente paseo. Cuando el nexo es común y el camino paralelo. Como las propias vidas. Como el propio río discurrente sin recursos que ofrecer. Ha ofrecido tanto ya...

La Navidad, una más, crece y decrece. Como la familia.

Y siempre el Duero. Fiel testigo.

Y ahora. FELIZ AÑO NUEVO A TODOS. AMIGOS.

21 de diciembre de 2006

FELIZ NAVIDAD A TODOS





Hoy nos despertamos en España con las vocecitas de los niños del Colegio de San Ildefonso cantando los números de la lotería de Navidad. Un ritual más de estas fiestas que viene a unirse a aquella ilusión, ya pretérita, cuando los ojos se quedaban fijos en aquél pastor y en sus ovejitas junto al pesebre. En su lugar, ahora, esa estrella, punto extacto donde nació Jesús, allá en Belén.

Hoy la lotería es un ligero pellizco de emoción en el estómago, más por los recuerdos que por otra cosa, porque, en realidad, a España le sobran demasiados ricos pero también no pocos pobres. Y porque ya no se ven las cosas como se veían.

Hoy, somos conscientes de que, pese a tanto bienestar, la bolsa de pobreza se extiende como la pólvora, como se extiende la ineficacia de los gobiernos que no aciertan a erradicarla.

Por eso, la Navidad es un sí, pero no, una alegría empañada de tristeza, un payaso que ríe y llora al mismo tiempo.

Amigos. No os cuento nada nuevo. Sí os deseo, de corazón, con una furtiva lágrima que me nubla la mirada, UNAS FELICES FIESTAS, UN AÑO NUEVO LLENO DE ESPERANZA, porque es lo que el mundo necesita.


Un beso para todos.

Concha.

En invierno es mejor un cuento triste





Conmigo tú no te tengas
remordimiento, madre. Yo te doy lo único
que puedo darte ahora: si no amor,
sí reconciliación. Ya sé el fracaso,
la victoria que cabe
en un cuerpo. El caer, el arruinarse
de tantos años contra el pedernal
del dolor, el huir
con leyes a mansalva
que me daban razón, un cruel masaje
para alejarme de ti; historias
de dinero y de catres
de alquileres sin tasa,
cuando todas mis horas eran horas de lobo,
cuando mi vida fue estar al acecho
de tu caída, de tu
herida, en la que puse,
si no el diente, tampoco
la lengua,
me dan hoy el tamaño
de mi pecado.

Sólo he crecido en esqueleto: mírame.
Asómate como antes
a la ventana. Tú no pienses nunca
en esa caña cruda que me irguió
hace diecisiete años. Tú ven, ven,
mira qué clara está la noche ahora,
mira que yo te quiero, que es verdad,
mira cómo donde hubo
parcelas hay llanuras
mira a tu hijo que vuelve
sin camino y sin manta, como entonces,
a tu regazo con remordimiento.


Claudio Rodríguez:
(mi poeta de agua)


Madre, es Navidad
y hoy, todavía, tú te asomas, también,
a la ventana para vernos pasar
para verme pasar.

Madre, es Navidad
y hoy, todavía te tengo
y escucho tu voz,
la voz que me habla cada día.

Madre, es Navidad
y siento ese infinito crecer
-suerte que tengo-
desde hace ya, no sé cuántos años,
y te tengo todavía.

¿Qué falta me hacen ahora el fuego
o la manta? ¿Qué falta me hacen,
si tu regazo, todavía,
acoge mi frágil ser?

¿Para qué más calor?

15 de diciembre de 2006


Así.


Así la luz cuando se aleja.



Inevitable el refuerzo. Depuesto. Repuesto el Rey. Después de muerto.



Pezuñas ligeras de oro, de incienso, de mirra.

Sin brillo y sin esencias.

El aroma en la piel.

Tras el ocaso el alba.

13 de diciembre de 2006







....

¿Qué recibió la mujer del soldado
de Varsovia, cruzada por el Vístula?
Recibió de Varsovia una camisa
de lino con un hermolso color.
Eso de Varsovia recibió.


¿Qué recibió la mujer del soldado
desde Oslo, bañada por el Sund?
De Oslo recibió un cuello de piel,
un buen regalo de Oslo recibió.
Eso de Oslo recibió.

.....

Bertolt Brecht


¿Qué recibí esta misma mañana
desde Zamora, bañada por el Duero?
De Zamora recibí la niebla blanca,
un buen regalo del Duero recibí.
Esto de Zamora recibí.

11 de diciembre de 2006



Muere Pinochet y el Ejército chileno le rinde honores para refrendar el horror y potenciar el desprecio hacia la Humanidad. Los muertos estorbaban vivos y hay que continuar la farsa. Un ácido regusto de saber marchar al pecador sin penitencia y una rabia sorda aquì, en el alma, al pensar en sus víctimas.

El mundo es un patio de vecindad, de culebrón televisivo, donde vemos pasar los dramas y el amor a gran velocidad. Como el tren rápido que pita y no espera y hay que tomarlo a tiempo. Las imágenes, una vez en marcha, se suceden: plas, plas, plas. Se ven y no se ven. Ni tiempo para saborear el calor de un beso ni para pensar en los sufrimientos ajenos. De locos.

En Perú, Nuvia, una hiña de ocho años ha tenido un bebé. Allí, hay contabilizadas ahora mismo 220 menores embarazadas,víctimas de violaciòn: el propia padre, los hermanos, los vecinos, los amigos, los cabrones...SÍ,LOS CABRONES.

El presidente de Perú propone la pena de muerte para los violadores. Y sin emabargo el mundo gira y gira, el tren casi vuela, el amor se evapora sin saber por qué. Unas veces se ama y no se sabe demostrar ese amor, otras por excesivo amor a uno mismo que apenas hay tiempo para decir al otro que lo amas.

Ahora, los japoneses, tan inventores ellos, han sacado a la venta estas sofisticadas flores a las que, por medio de una tinta especial se pueden grabar esos mensajes como los de la imagen. Y es que una flor, en asuntos de amor vale mucho más que mil palabras. Siempre que exista el diálogo claro.

Estos japoneses....!!!!!

9 de diciembre de 2006





Venía crecido el Duero esta mañana,
tanto que al agua le nacen olas.
¿Dónde vas niña, pies de gacela,
dónde los versos desde tu boca?

Soñé que fui princesa, tal vez alondra
soñé que me querías, soñaba a solas.
Llevaba agua en mis ojos,
toda la que al Duero sobra.




Siempre la claridad viene del cielo;
es un don: no se halla entre las cosas
sino muy por encima, y las ocupa
haciendo de ello vida y labor propias.
Así amanece el día; así la noche
cierra el gran aposento de sus sombras.
Y esto es un don. ¿Quién hace menos creados
cada vez a los seres? ¿Qué alta bóveda
los contiene en su amor? ¡Si ya nos llega
y es pronto aún, ya llega a la redonda
a la manera de los vuelos tuyos
y se cierne, y se aleja y, aún remota,
nada hay tan claro como sus impulsos!
Oh, claridad sedienta de una forma,
de una materia para deslumbrarla
quemándose a sí misma al cumplir su obra.
Si tú la luz te la has llevado toda,
¿cómo voy a esperar nada del alba?
Y, sin embargo -esto es un don-, mi boca
espera, y mi alma espera, y tú me esperas,
ebria la persecución, claridad sola
mortal como el abrazo de las hoces,
pero abrazo hasta el fin que nunca afloja.

CLAUDIO RODRIGUEZ - "Don de la ebriedad) 1953


Es ese don de hembra
que me ocupa. Es la claridad recóndita
del claustro mío. Oh, útero mío
que es abrazo mortal como las hoces,
que nunca cede.
Es ese don universal redentor,
reparador.
Es ese don que da y que quita
deslumbrante al alumbrar el día,
-tus días-
y así los míos extinguiéndose.