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18 de diciembre de 2024
Viaje por Albacete: Sus paisajes, sus gentes (1)
Han bastado tres días por la provincia de Albacete para conocer una de las zonas más interesantes de nuestra península Ibérica. Tal vez, una de las más desconocidas. Tres días donde las temperaturas no han pasado de los cero grados, pero que el calor de sus gentes, sus atenciones y generosidad las hicieron olvidar.
Nos recibe Silvia Rodenas, nuestra eficiente guía y protectora. El bus que nos conducía a Villarrobledo nos iba mostrando viñedos bien cuidados a un lado y otro de la carretera. El paisaje manchego es infinito, da la sensación de que nunca se acaba, pero allá, en lontananza, se besan cielo y llanura, ese mar de tierra rojiza que contrasta y compite con el azul intenso del cielo.
La primera parada es en La Roda, en el Restaurante Los Morunos, que ha sido premiado recientemente con un “solete” por la Guía Repsol. Nos dimos cuenta inmediatamente de lo merecido del premio a tenor de los exquisitos platos que degustamos; todos ellos de la más alta calidad y elaboración.
A continuación, y siempre admirando el paisaje manchego, continúa nuestro periplo hasta llegar al que sería nuestro alojamiento, en Casa Lorenzo, un confortable hotel y con muy buena calefacción, cosa muy de agradecer por el frío reinante en el exterior. Casa Lorenzo tiene una excelente cocina a la que hay que alabar en todo momento. La calidad de los productos y la magnífica y novedosa elaboración son merecedores de cualquier premio gastronómico. Sería muy largo de describir los diferentes platos que degustamos.
Finca La Jaraba
Tras la magnífica comida, y con buen ánimo, nos dirigimos a la Finca de la Jaraba donde sus propietarios, a base de imaginación y trabajo, han conformado un emporio industrial en el que la lana, la leche y el vino son protagonistas. El propietario, un joven empresario, que ha aprendido todo de su padre, nos mostró con orgullo su empresa, y de cómo su progenitor, con lógica e intuición, le ha enseñado todo lo que hay que saber para que siga la misma filosofía empresarial y el éxito continúe. Mientras hablaba se notaba ese orgullo legítimo de pertenencia a un grupo muy consolidado, a una empresa familiar que ha atravesado fronteras. Son varios los países donde exportan sus productos. Todo ello lo heredará su único hijo, un niño de siete años que ya le pregunta a su papá por las ovejas o por “cómo ha ido el vino”. Toda una lección de vida. La verdad es que salimos muy reconfortados de esta visita.
Lagunas de Ruidera
A la mañana siguiente nuestro bus nos condujo a las Lagunas de Ruidera. Un día gélido y luminoso para que, sobre la superficie de sus aguas, se elevaran, a modo de estalagmitas, finos hilos de niebla que daban la sensación que emergían de un agua hirviente. Pero no, sólo era debido a un maravilloso efecto visual. El agua debía de estar heladora.
Rodábamos por la carretera admirando este singular paraje mientras las lagunas iban apareciendo majestuosas ante nuestros ojos, hasta llegar al centro de interpretación. Allí una excelente guía en una disertación magistral, nos informó del comportamiento del Guadiana, que emerge y desaparece a merced de la lluvia; si ésta es abundante o escasea. Así fueron formándose las famosas Lagunas, que algunos ignoran que las mismas forman parte del río Guadiana.
El agua que se observa en las lagunas procede de los manantiales y aportes de los arroyos y veneros que llegan al fondo de este valle del río Guadiana, como el arroyo de las Hazadillas o el Alarconcillo. Pero también las lagunas reciben importante aporte subterráneo del flujo de agua que circula a lo largo de este valle. En total, este ecosistema consta de 15 lagunas que a su vez se divide en lagunas altas, lagunas medias y lagunas bajas. Fueron 45 minutos de aprendizaje, de cómo el agua actúa dependiendo de los lugares por donde discurre y de cómo va diseñando el propio paisaje. En todo momento, nuestra guía fue respondiendo a todas las curiosidades que iban surgiendo, que no fueron pocas. Sin duda, aprendimos mucho de esta visita.
Después, in situ, pudimos comprobar la belleza de este lugar único haciendo una pequeña ruta bordeando una de las lagunas. A continuación, nos dirigimos a la Cueva de Montesinos, un lugar en el que yo había estado hace varios años pero que no llegué a entrar, por eso tenía una gran curiosidad por penetrar en su interior.
Cueva de Montesinos
Esta famosa cueva se halla situada en las proximidades de Ossa de Montiel. Un lugar mágico donde la historia nos dice que Cervantes se inspiró en esta cueva para escribir los capítulos 22 y 23 de Don Quijote de la Mancha.
Con la emoción adosada a la piel por conocer tan mágico lugar comenzamos a descender 18 metros de profundidad hacia el interior de la cueva, no sin antes colocarnos en la cabeza un casco con linterna incorporada para iluminar nuestros pasos. Comenzamos el descenso por una sinuosa escalera de firme irregular, agarrados a una gruesa cuerda. Las linternas apenas nos permitían ver. Nos deteníamos a cada paso para escuchar las instrucciones de la guía. Se trataba, más que de ver, de sentir, para que nuestra imaginación volara y se hiciera poderosa hasta percibir la presencia del Ingenioso Hidalgo y la del escritor más universal que ha dado la literatura, el gran Miguel de Cervantes. Lo demás vino a continuación. La guía nos hablaba de sueños, de imágenes que aparecían y desaparecían, de Dulcinea que reposaba sobre una roca, de Sancho, que vigilaba los pasos de su señor, o se dormía. Todo un cúmulo de escenas que nos venían a la memoria al recordar nuestras lecturas quijotescas. Fue una visita llena magia y de sentimientos. La guía fue para nosotros un hada que emergió de las mismas entrañas de las rocas y nos cautivó a todos con su voz y sus palabras. Cuando, por fin, uno tras otro salimos a la luz tomamos aire y respiramos hondo. Habíamos dejado atrás 45 metros de fondo y 59 metros de anchura, pero, sobre todo, habíamos dejado atrás un mundo de fantasía y algo de nuestra infancia perdida que pudimos recuperar: Un sueño.
El almuerzo, a continuación, en el Restaurante Moreno en las Lagunas de Ruidera, momento para comentar animadamente las impresiones de la mañana, que fueron muchas y sustanciosas.
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