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23 de octubre de 2006

Manos enlazadas


Hoy mi desayuno no ha sido un "desayuno con diamantes" sino con unas sencillas cuentas de rosario. Y me he quedado así, un poco sola, como la imagen de la Virgen de la Soledad.

Atentos el uno al otro, Carlos Sousa Almeida y yo. Él a lo que yo escribía, yo a la imagen que me enviaba, ha transcurrido un año de compartir el suelo ibérico mediante la observación y desde la distancia que nos separaba.

El proyecto era ese y lo hemos cumplido.

A lo largo de este año, sin verlas, mi amigo ha podido apreciar algunas de mis lágrimas como yo he intuído las suyas. Hemos intentado enjugarlas con palabras de consuelo. Hemos compartido la esperanza y la desesperanza, apoyando la cabeza en nuestros lejanos hombros. Hemos sufrido el desencanto que produce la incomprensión que atenaza cada día. Ha sido un año de escrutar la mirada desde lejos, de intentar estrechar las manos de nuestros pueblos.

Gracias también a ti, mi amigo, por tu comprensión y amistad. Hasta siempre.

Concha Pelayo Rapado.

4 comentarios:

Luis Amézaga dijo...

Que lo que habéis estrechado, no lo separe el tiempo.

Choninha dijo...

Parabéns Concha. Parabéns também ao Carlos. Aos dois! Já passou um ano. Passa tão depressa. Que continuem por muitos mais anos com o portugalespana.blogspot.com


Beijo

Jorge dijo...

Olá Concha:
As tuas palavras soam a uma doce tristeza. Então o que é isso: essas coisa são mais comigo. Compreendo e estou ao teu lado tão sensível. Belo texto, como poesia. UMa agraço amigo.

Jorge dijo...

E eu que neste momento até nem me importava de ser espanhol: digo Ibérico.
Abraços para ti e todos os teus.