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19 de agosto de 2006



Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,
como en tu rostro y tus acciones vía
que con palabras no te persuadía,
que el corazón me vieses deseaba.

Y amor, que mis intentos ayudaba,
venció lo que imposible parecía;
pues entre el llanto que el dolor vertía,
el corazón deshecho destilaba.

Baste ya de rigores, mi bien, baste,
no te atormenten más celos tiranos,
ni el vil recelo tu quietud contraste

con sombras necias, con indicios vanos:
pues ya en líquido humor viste y tocaste
mi corazón deshecho entre tus manos.

Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695)

10 de agosto de 2006

Sueño de una tarde de verano





penso livar-me da casa e dos seus evangelhos
penso e fixo as próprias acçcoes do pensamento
e aproximando os pés das escadas escolho um novo método
quero entregar o corpo como as árvores que esperam
os animais mais felizes os sem as obrigaçoes de ter dono
e sao próximos do sol que sendo instante nao dissipa
o desacordo de outras vidas

Joao Ríos


Añadir más....?
Para qué.

Creí que fue un sueño.
Pero no lo fue.

Imágenes tomadas junto al Castillo de Alba en el transcurso de un recital poético a cargo de dos poetas portugueses: Joao Ríos y Bruno Neiva. Les acompañó el concertista Peixoto.


Faltan acentos. Lo sé.

9 de agosto de 2006


Quiebro del Esla en tierra de Alba


Entrada y salida al paisaje



El último nido del último vestigio del castillo


El paisaje me devora cada día
Me engulle en su soledad
mientras me descubre su descomunal
y sobrecogedor espacio.

Soy una niña
y mis ojos asombro
al sumergirme en el sueño de cada recodo
que encuentro a cada instamte.

Me he perdido entre la hojarasca
sin tálamo nupcial
ni sábanas de seda
sólo el murmullo del viento

azahar en los dedos
espuma blanca
en la palma de la mano
y así el paisaje.

7 de agosto de 2006

P/Instantes de O FOGO QUE A FRAGA FERRA






Por la elaboración de las palabras engarzadas sobre la sabiduría de todos los caminos. Porque en cada paso hay un misterio escrutable que el caminante desmenuza aunque después lo haga inescrutable por su compleja naturaleza.

La vida es pura simpleza, limpio devenir. Y en ese ir y volver el hombre se encuentra. Así nos encontramos todos.

Para ti amiga, que haces del pensamiento bálsamo suave que mitiga todos los dolores. Todos los errores. Todo lo que nos vamos dejando al avanzar. Todo aquello que seguimos buscando.

3 de agosto de 2006

Mi homenaje


Tumbas de víctimas en el lugar exacto de la masacre de Qana en 1996


Algunas de las figuras de los doce apóstoles, talladas sobre la tosca roca.


El horror del quebranto tras la masacre.



La desesperación en los rostros femeninos.


Autoridades libanesas orando.


Qué decir...Qué pensar...

Si sólo siento.

Siento crecer el cedro que sembré en mi jardín aunque la torpeza de una cortadora de cesped lo rebanó. Pero lo siento crecer dentro de mi.

Siento la mirada de las mujeres libaneses en mi rostro, su sonrisa, su velo musulmán enmarcando el rostro.

Siento el caótico ruido de los coches por las calles de Beirut. Siento también el pánico por las carreteras, al comprobar que los conductores adelanten por la izquierda, por la derecha, o se atraviesan ante el vehículo que circula por la vía principal haciéndolo frenar bruscamente. El que llega primero pasa. Y no ocurría nada. En Líbano se circula tácitamente. Si existen normas de circulación nadie hace caso de ellas. -¿Para qúe, me respondió el guía, para que haya accidentes....? La respuesta me dejó perpleja, pero después de viajar durante horas por todo el país me di cuenta de que en Líbano no hacen falta normas para circular.

Tampoco se necesitarían normas para convivir si el hombre actuara conforme a las NORMAS que la propia naturaleza le confirió: Respeto y amor por todo lo que le rodea.

Siento. Luego existo.

1 de agosto de 2006


Foto de Chema Madoz





Continúa la vida y las horas pasan, sumergida la ilusión en aguas dulces. El reposo en el pequeño islote "Perejil", ya península. Sigue descendiendo el agua aunque mis sueños vayan ascendiendo minuto a minuto.

Para qué sufrir y añorar si esas aguas son como plumas de cisne para mi cuerpo desnudo. Mitigo el ligero cansancio tras la travesía, a nado, tumbada al sol como las lagartijas. Algunas me acompañan. Se quedan quietas junto a mi. Sólo el murmullo del agua que choca contra la roca cuando alguna lejana embarcación las hace despertar y las olas lamen mis pies.

En lo alto, el inverómil puente de hierro conduce a los portugueses hacia otros lares, algunos vienen de Francia, emigrantes doloridos por la ausencia lusitana. Retumban los camiones sobre el asfalto y yo sigo soñando.

De regreso, vuelvo a subir la empinada cuesta y me encuentro con mi hogar hecho de piedra y abultadas uvas. Me sigue todavía el reflejo del sol sobre el agua.

En soledad me miro en el espejo y sonrío.